Abstrusos enseres cuelgan retorcidos bajo un alto techo que deja girar y disiparse, unos en otros, los mágicos vapores del brebaje que prepara la bruja, requerido por el demonio para transformar a Fausto. Ante ellos, despliega un pequeño teatro de ecos alquímicos , recitando textos herméticos y ejecutando los pasos necesarios del proceso para concretar la metamorfosis. Repite y entona las formulas y las cifras conque conjuga las sustancias y se encamina hacia la obtención del poderoso elixir.